“NOCHE DE LUNA, NOCHE DE EMMA. 5/10/2013"


Y por fin llegó la medianoche...después de un largo día de verano jugando en el jardín con mis hijos, sintiendo cada contracción con amor y plenitud, contracciones suaves, muy irregulares y amables...dichosa de lo que estaba aconteciendo, deseosa por tener en brazos a mi bebé, llena de paz y armonía...disfrutando, gozando, recibiendo la expansión de mi útero con una canción y despidiéndome con un; “Una menos para verte mi amor...”,mi cuerpo se había puesto en marcha y no parecía querer frenar.

Mis hijos duermen, la noche se augura 
larga, saciada de amor y caricias de mi
compañero, decido, ahora sí, conectarme a ti,
 ser una contigo, concentrarme para 
ayudarte en tu camino de salida. 


Ahora que todos duermen, sólo estamos tú y yo.

Observo las caritas de mis hijos que tan plácidamente duermen, sus pequeños cuerpecitos, en ellos voy encontrando la fuerza, el impulso, las contracciones comienzan a ser más fuertes, más intensas, más regulares...las gestiono bien, me cuelgo de la puerta del dormitorio para sobrellevar el dolor, necesito estar de pie, respiro, inhalo aire, y lo dejo salir…vocalizando un suave ahhhhhhh que dejo fluir a modo de canto…

Mi mente decide evadirse y comienzo a visualizar montañas, comienzo a escalar, me siento fuerte y enérgica, hago un gran esfuerzo, sostengo a mi bebé en brazos, estamos exhaustas, seguimos subiendo la montaña, llegamos a lo más alto, y vemos, un sol muy radiante, es el útero que quiere explotar, son los rayos del sol que queman, es una explosión de dolor transformado en amor, es un dolor de plenitud, un dolor de expansión, un dolor con sentido…


No es dolor, es intensidad, estas palabras resuenan en mi interior durante el tiempo que dura la contracción...


Y visualizo un arco iris, precioso, luminoso, colorido... un paisaje, el más bonito que jamás haya visto, parece el Everest, estamos en la cima mi amor, lo hemos conseguido. Comenzamos el descenso, la bajada es más fácil, ya casi estamos, ya estamos llegando, el dolor comienza a disiparse...y yo me despido de él como si de un mantra se tratara con un;  


"Una menos para verte mi amor..."

Y así iban pasando las horas, las 2, las 3, las 4 de la mañana...

De esta manera dominaba el dolor, alternando ratos en la mecedora, las contracciones venían más armoniosas, irregulares, y menos intensas...y a ratos deambulando por la casa, en los que las contracciones eran más seguidas e intensas, yo sólo tenía que escuchar a mi cuerpo y dejarme llevar...

Me siento conectada con todas las mujeres que en ese momento cómo yo, están pariendo, conectada a la luna, a las hembras mamíferas, a todas las mujeres que en la historia de la humanidad habían parido en sus casas, en el calor y la intimidad de sus hogares, me siento envuelta en un halo de paz y perfecta armonía.

Siento mucho frío, comienzo a temblar...me reconfortan un pañuelo en la cabeza, una manta y unos calcetines...se va pasando el frío...me encuentro bien y tranquila, continuo dominando las contracciones, bebo mucha agua, y en el contemplar de mis angelitos durmiendo sigo encontrando el impulso, todo cobra sentido, y tú y yo seguimos escalando el Everest que tan bien nos esta haciendo en el silencio y la oscuridad de la noche...

No me siento sola en ningún momento porque tú estás conmigo, me siento conectada a tí...

Miro el reloj de la cocina y son ya las 4;30 de la mañana, busco el calor de mi marido, no hablamos, nos sentimos, la sentimos a ella, él me acaricia y las contracciones parecen dar tregua...tengo la sensación de estar dormida…descanso y recupero fuerzas...

Y vuelven...
Esta contracción me hace levantar de la cama, es más fuerte, más intensa, viene otra y otra y mi marido avisa a nuestras matronas.

Escucho a los perros que las saludan al llegar, voy a la puerta a recibirlas, les regalo una contracción abrazada a ellas, no hace falta hablar, existe una gran complicidad entre nosotras desde el primer momento, me siento feliz de saber que están...ya no falta nadie,


…sólo falta que nazcas tú.

Escuchamos el latido de Emma, atesoro ese instante lleno de magia, sólo se escucha en el silencio de la noche PUM PUM PUM PUM …es el corazón de nuestro bebé, nos miramos los 4, sonreímos, y digo; está contenta...y continuo a lo nuestro.

Mientras las matronas están terminando de preparar la piscina de parto, en silencio, respetuosas, estando sin estar...Fran está a mi lado, entregado, dándolo todo, y yo abrazada a su cuello, de pie...siento su amor, me llenan sus “te quiero...” su pecho es mi refugio, me da seguridad y paz.

Se escucha bajito Cold Play, me gusta…y siento la certeza de que todo va bien, contoneo la pelvis...Gracias mi amor porque juntos bailamos las contracciones al son de mi música favorita, juntos le guiamos a nuestra hija el camino de salida, lo recuerdo como el momento más romántico que he vivido a tu lado.

Llega un momento en el que comienzo a sentir cansancio, mucho sueño, camino hacia el baño, me sobra la ropa, tengo calor, me apetece darme una ducha calentita, necesito aliviar este dolor, debían ser las 6;15 de la mañana porque pronto nacerías tú...Fran me dice que me espere que ya está casi lista la piscina de parto, y le pido un tacto sin mucha convicción a Antonia que me dice que no con una sonrisa con la que lo expresa todo, estamos en perfecta sintonía, ahora sé que ya estás muy cerca…sólo necesito tener la certeza de que estoy lo suficientemente dilatada para no interrumpir el trabajo de parto entrando a la piscina antes de tiempo...me siento muy cansada...

Bendita respiración, parir duele, sí que duele, me retuerzo de dolor… quizás hablar me desconcertó, quizás es que ya estás aquí, siento ganas de empujar, se va la contracción, camino hacia el salón, me concentro de nuevo, estoy cerca de la piscina pero no siento ganas de entrar, me siento bien de pie, abrazada al cuello de Fran, espero la contracción, y siento un potente PLOFFFFF, es la bolsa que se rompe, siento el agua caliente cayendo y mojando mis piernas, me agarro con más fuerza al cuello de Fran…

Ahora sí siento cómo un huracán se apodera de mi cuerpo, la cabeza de mi bebé termina de bajar, estoy muy para adentro, visualizando lo que está ocurriendo en mi interior, la cabeza de mi hija corona, la toco con mi mano, y vocalizo con un fuerte AHHHHHAHHHH, duele mucho, pero sé que muy pronto te tendré en mis brazos, siento dolor y alivio porque sé que ya es el final, no queda nada para conocerte, me muero de ganas de tenerte conmigo.

Intuyo que no se han percatado de que Emma está naciendo, estamos a oscuras en el salón, están en la cocina, la música está sonando, así que cojo la mano de mi marido; tócala, ya está aquí...es Emma. Las matronas me escuchan y viene Antonia de puntillas, sigilosa, en silencio, se coloca detrás de mí, espero la contracción en la que no tengo que empujar, mi cuerpo lo hace todo sólo, yo nada más me agarro con fuerza para no tambalear, en realidad es un momento muy tranquilo, y sale su cabeza, todavía dentro de mí siento cómo su cuerpo rota, la miro… siento esa sensación de cómo nos partimos en dos, y espero a que venga ahora sí, la última contracción en la que ya sale todo su cuerpecito, qué sensación de alivio tan inmensa. La recibimos con todo nuestro Amor, unidas por el cordón, mi preciosa bebé, te abrazo, cuánto te quiero, cuánto te amo, mi ángel, nuestro ángel, serena, tranquila, nos miramos, nos enamoramos, doy las gracias, no sé cuántas veces doy las gracias, siento una inmensa gratitud a la vida por dejarme vivir tan maravillosa experiencia.

Me parece fácil, tan bonito, tan natural, tan mágico, eso digo...Enseguida le pido a Fran que despierte a los niños, serían las 6:40 de la mañana, empezaba a amanecer, Antonia y Olga me ayudan a acostarme en el sofá... vienen los nenes, conocen a su hermanita, cada uno a su ritmo, Enrique más efusivo, Álvaro más observador, momento que tengo grabado en mi retina para siempre, la alegría que sintieron al ver a su hermanita a unos minutos de nacer, todavía unida a mí por el cordón umbilical…



Emma no se lo piensa mucho, rápidamente y con gran sabiduría agarra el pecho, estamos desnudas, sintiéndonos, piel con piel, la huelo, adoro el olor a bebé recién venido a este mundo, es un olor a Felicidad. Siento a nuestras matronas cercanas y amorosas, felices, nos dan amor a todos, se cercioran de qué todo está bien, sólo hay un pequeñísimo desgarro, les pido que si no es necesario no me den ningún punto, mi marido corta el cordón cuando deja de latir bajo la atenta mirada de nuestros hijos, y ahora ufff una contracción...ya se me había olvidado…el segundo parto...tengo que parir la placenta, tres contracciones incómodas, y empujo un poco y sale una flamante placenta con forma de corazón que observamos todos con atención, vemos por fin el árbol de la vida, precioso milagro el que estaba sucediendo en nuestro hogar, ahora sí toda esta aventura estaba dando fin para dar paso a una nueva vida para nosotros, una nueva familia acababa de nacer.

Nos sentimos felices, plenos e inundados de gratitud, por fin ha nacido Emma, decían los niños.

Y para terminar este cuento, nuestros hijos deciden aprovechar el agua calentita de la piscina de parto y cerrar esta maravillosa noche de luna, dándose un rico baño, entre risas y en una nube de oxitocina.

Gracias Fran por tu amor incondicional, por acompañarme y apoyarme en todo, por confiar siempre en mí.

Gracias a mis hijos por abrirme el camino, por ser mis hijos maestros…

Gracias a las matronas que libremente decidimos que nos acompañaran en este viaje, dos ángeles que se mantuvieron cerca antes, durante y después del parto, brindándonos todo su cariño, respeto, sostén y  protección.

Gracias a mi hija Emma por hacer que este sueño se hiciera realidad, por escalar juntas el Everest, porque no te imaginas todo el sentido que le has dado a nuestra familia, la familia que tú has elegido.

Gracias a todas las mujeres que decidieron narrar y compartir su parto, porque ha sido en gran parte, leyéndolas, que he podido romper con muchos miedos y barreras en mi mente…en mi parto hay un poquito de todas…

Y por último, gracias también a mí, por sentirlo, soñarlo, atreverme, fluir, soltar y vivirlo con intensidad y con las emociones a flor de piel…

Un abrazo cariñoso,

Lola 

1 comentario: