"MI HIJO MAESTRO"


Desde bien pequeña me reconfortaba escribir.
Y me ayudó en momentos difíciles a escucharme, sin que nadie me interrumpiera, ni me juzgara. Se convirtió en una necesidad vital, plasmar en un papel como me sentía, y lo continua siendo...

Hay días en los que me siento frágil, vulnerable.

Hay días que visualizo en mi interior las secuelas de un camino frío, nublado, pedregoso y lleno de obstáculos en el que si me adentro siento vacío, mucha soledad, remordimientos, culpa y mucha pena.

Es verdad, que he sembrado semillas de amor en mis heridas, tras una larga batalla con mis dragones, traspasé mis propios límites, luché...los vencí y me hice fuerte.

Ese camino arduo e intenso,  se convirtió en una oportunidad para crecer.

He ido aprendiendo que, todo lo que viví por duro que haya sido, fue necesario para ser quien soy.
Aún con todo, hay días que me que sigue pesando no haber podido darle a mi hijo mayor todo el AMOR que él se merecía y necesitaba...

NO SUPE CÓMO HACERLO.
NO PODÍA LLEGAR A ÉL.
ME SENTÍ INCAPACITADA. FRUSTRADA. IMPOTENTE. ROTA DE DOLOR. 

Es verdad que fue el principio de MI PEQUEÑA GRAN REVOLUCIÓN COMO MADRE.

Es verdad que es mi hijo maestro.

Es verdad que él me eligió.

Y es verdad que pese a todo el aprendizaje tan necesario, pese a haber elegido el camino de la consciencia, tratar de compensarle con todo mi AMOR, equivocarme mil veces y levantarme mil una e intentar mejorar cada día un poquito, pese a haberme perdonado y sentir en la mirada de mi hijo, que me ha perdonado...


Hay días, que esa herida vuelve...
DUELE.
Siento profundamente ese desgarro en mi alma.
Hay días que NECESITO LLORAR ESA PENA.

Sé que fue necesario transitar ese camino para aprender a amarme.
Y sé que fue necesario para aprender a amarlo a él, para comprenderle, respetarle, y aceptar a mi hijo tal y como ES.

Y me siento orgullosa de haber ido sustituyendo cada palabra y acción hiriente y que tanto minan el alma de un niño...por abrazos, caricias, mirada, escucha, palabras e instantes llenos de amor, que reparan, curan y miman el alma y la autoestima.

Poco a poco, juntos y cogidos fuerte de la mano sin soltarnos, lo hemos ido superando todo.

Poco a poco he ido dejando de ser la madre tóxica y dañada que fui, para irme convirtiendo en una madre más humana, real, imperfecta, feliz, amorosa, respetuosa...

A pesar de sentir el orgullo por este "reencuentro" que me brindó la vida y la Maternidad, no puedo evitar en días como hoy, sentir la pena por esos inicios tan duros.

Se me encoge el alma.

No deseo que crean que me siento víctima, porque nosotros somos unos guerreros de luz...Y a día de hoy puedo decir con todo el AMOR que cabe en mi pecho, que tengo el hijo más maravilloso que una madre pueda tener. 

Lo hemos logrado. El AMOR todo lo ha podido. El AMOR nos ha curado. 
El AMOR todo lo ha transformado. 

En esta vida, nada es irreparable. 
Este es mi GRAN APRENDIZAJE COMO MADRE.

¿Porqué me costaba tanto entender, aceptar y respetar a mi hijo?


Mi hijo eligió nuestra familia y venía con su propia realidad, a hacerme de espejo para que yo me viera...Y lo que ví, fue a una mujer hecha añicos, desolada, devastada...y juntos tuvimos que recorrer ese camino.

Mi hijo fue y es esa llama a través de la cual yo, estoy logrando reconstruirme, y he ido transformando tanta oscuridad que anidaba en mi corazón, por luz...

Mi hijo me hacía ver, cada sombra, cada herida, cada trauma, cada agujero negro, que habitaba en mi alma. Ahora que soy consciente de ello, he aprendido a abrazarme, y a dejar de luchar, negar o enterrar ese camino de tristeza, fragilidad, que  aunque aún vive en mí, el comprender quien soy y de dónde vengo, me ha brindado la posibilidad de darle un sentido a mi experiencia.

Todo me explotó y tuvo que salir a la luz. Fue así y no podía ser de otra manera.

Quien si no me lo habría perdonado TODO y me iba a mirar con la nobleza y la bondad con la que siempre me han mirado sus ojos azules, esos ojos en los que yo sueño y me veo...y en los que tantas veces me he sentido perdida y tanta culpa, dolor, indefensión, soledad, miedo y rabia...sentí. 

Todo eso que vi en él y rechacé, lo pude ver en mí y he logrado aceptarlo y amarlo.

Mi hijo maestro, tenía que mostrarme y enseñarme lo que es el AMOR INCONDICIONAL de un hijo hacia una madre y de una madre hacia un hijo, así con mayúsculas.

Nos salvó nuestro vínculo.
Esas horas sagradas mirándonos tras el nacimiento.
Los primeros días, los primeros meses, la lactancia materna, el piel con piel...

Nunca fui tan feliz en mi vida, como cuando lo sostuve en mis brazos por primera vez. Y nunca antes me había sentido tan destrozada como cuando mi mundo se puso del revés, y pude ser consciente que yo sola no iba a poder criar a mi hijo de la manera que yo deseaba hacerlo...fui honesta conmigo misma y pedí ayuda pues necesitaba sanarme o iba a ocasionarle verdaderos daños a su frágil e inocente alma. 

Es esa herida la que a día de hoy aún a veces duele. Aún a veces pesa, aunque ya me haya perdonado. 

Es esa herida que aún necesito respirar, llorar...y cuesta, sí que cuesta...porque además me conecta con las huellas del pasado...un pasado que aunque muy reconstruido y sanado, no me es grato regresar...

Aunque si diviso ese infierno, me conecta con mi humildad, con la empatía que siento hacia la vida, circunstancias y realidades ajenas y sobre todas las cosas, me conecta con mi valentía y resiliencia. 

Así que la culpa, elijo soltarla de mi cuerpo, de mi mente y de mi vida.


Elijo, continuar plantando semillas y cuidar del hermoso jardín que nació de ese paraje frío, pedregoso, húmedo y sombrío.

Elijo, la esperanza que cada día trae el nuevo amanecer.

Elijo, el Amor y la luz que lo iluminan todo, aunque sea más difícil y conlleve mucho más esfuerzo y dedicación...

Elijo, soltar las cargas y dejar de juzgarme pues nadie lo hace más que yo misma...

Elijo, perdonarme, aceptarme y amarme, a pesar de haberle podido causar algún daño a mi hijo. 

Gracias Enrique, por nuestro Amor Incondicional que nos ha sanado.

Un abrazo cariñoso,

Lola 

1 comentario:

  1. Amiga, me ha encantado, me veo reflejada mucho, y tienes mucha razón de que nuestros pequeños nos eligen para enseñarnos bastantes cosas...y si, es cierto que mi hijo es un alma de luz con fuerza, poder, sabiduría y viene a enseñarme y yo dejo de aprender, cogeré todos esos consejos leídos para poder aplicarlos juntos... Gracias te quiero. Gracias a la vida por ponerme en mi camino❤️🙏💋

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